SEMEJANZAS Y DIFERENCIAS ESTRUCTURALES Y
FUNCIONALES ENTRE EL SISTEMA DE TRASSPORTE SANGUINEO Y LINFATICO
Como una gran autopista que comunica todas las ciudades de un
país y, a través de pequeños e intrincados caminos, los lugares más alejados,
el sistema circulatorio se
encarga de trasladar los elementos básicos que necesita nuestro cuerpo para
funcionar.
Además, también se
preocupa de servir de medio para sacar los desechos, para que circulen las
hormonas que inhiben o estimulan funciones básicas y, más aún, facilita sus
caminos para que actúen los sistemas defensivos del organismo. Incluso, se
preocupa de mantenerse a una temperatura adecuada, pues sus variaciones también
afectan al resto de nuestro cuerpo.
Para
que esta supercarretera funcione y cumpla con sus misiones de alimentación,
defensa y control de diversas acciones y de la temperatura corporal, necesita
de un motor que
la mantenga activada permanentemente. Esta función esencial la cumple el corazón. El sistema se completa con los conductos o vasos
sanguíneos, que son las arterias, venas y capilares; y el fluido que transita
por ellos, la sangre.
Sistema
linfático
Es el encargado de drenar el plasma excedente generado a partir de los procesos de intercambio celular. Del mismo modo este sistema funciona como un verdadero filtro para atrapar bacterias y residuos del organismo.
La sangre transporta oxígeno y sustancias nutritivas a las células y recoge los productos de desecho, como el dióxido de carbono. Pero como no todo el plasma (la parte líquida de la sangre) involucrado en estos intercambios se reabsorbe por la circulación general, el que queda en los espacios existentes entre las células es drenado por el sistema linfático junto con otros elementos, como residuos celulares, grasas y proteínas. Por esta razón, se dice que el sistema linfático es la segunda máquina de transporte y drenaje de los sistemas celulares, participando también de una parte del sistema de defensa del organismo.
Es el encargado de drenar el plasma excedente generado a partir de los procesos de intercambio celular. Del mismo modo este sistema funciona como un verdadero filtro para atrapar bacterias y residuos del organismo.
La sangre transporta oxígeno y sustancias nutritivas a las células y recoge los productos de desecho, como el dióxido de carbono. Pero como no todo el plasma (la parte líquida de la sangre) involucrado en estos intercambios se reabsorbe por la circulación general, el que queda en los espacios existentes entre las células es drenado por el sistema linfático junto con otros elementos, como residuos celulares, grasas y proteínas. Por esta razón, se dice que el sistema linfático es la segunda máquina de transporte y drenaje de los sistemas celulares, participando también de una parte del sistema de defensa del organismo.
Los
vasos linfáticos pequeños se unen entre sí para formar canales mayores que van
al cuello y desembocan en las venas grandes. Los nódulos linfáticos se hallan
en lugares estratégicos a lo largo de los vasos linfáticos de tamaño medio, y
se encuentran en la rodilla, el codo, la axila, la ingle, el cuello, el abdomen
y el pecho. Su función es la de actuar como filtros para atrapar a las
bacterias y otros residuos.
Parte
importante del sistema linfático lo constituyen el bazo, el timo y los ganglios
linfáticos. El primero de ellos está implicado en la eliminación de células, y
el segundo es necesario para obtener una inmunidad normal.
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